martes, 2 de octubre de 2012

Guillotina

Dos días de clase y ya he usado la guillotina. Esto es Francia, y se nota.

En uno de los institutos donde estoy cada profesor tiene derecho a hacer 500 fotocopias. En un primer momento, parecen muchas. No lo son. Serían muchas para uso personal o para dar clases particulares, pero los grupos rondan los 25 alumnos. De manera que las 500 fotocopias, al cocer, menguan. A un ritmo de 12 horas semanales,calculo que me durarían quince días.

Pero en todas partes existe la pequeña picaresca, esa que se cuela en lo impensado sin caer en lo ilícito. Y en el asunto de las fotocopias la clave es el DINA3. Los profesores suelen hacer las fotocopias en ese formato, porque de una gran hoja se pueden sacar dos hojas normales y así su saldo de copias se resiente la mitad. El sonido de la guillotina dividiendo los pliegos en folios y los folios en cuartillas se oye con frecuencia en la sala de profesores. El día en que la hoja deje de estar afilada se parará el mundo.

Es imposible no sentirse un poco revolucionario al dejar caer la afilada cuchilla. Al fin y al cabo, en cada una de las hojas que se obtienen hay un pedacito de la igualdad, libertad y fraternidad anheladas.