sábado, 24 de marzo de 2018

Decálogo para el mal uso de las películas en clase

1. Haz que tu asignatura consista única y exclusivamente en ver películas. Ninguna otra actividad. Tampoco las trabajes. Que no las comenten. Ni siquiera saludes a los alumnos al llegar.
2. Pon solo películas estadounidenses. ¿Acaso hacen cine en otros países?
3. Proyecta las películas que los alumnos te piden. Porque la actividad es mucho más interesante si ya las han visto todos cinco veces.
4. Si está subtitulada, siempre hay un alumno que se queja porque le da pereza leer. Por lo tanto, jamás pongas una película subtitulada.
5. No pienses en el mensaje que transmite la película ni en los valores que defiende. Todos sabemos que las películas solo entretienen, y de manera aséptica e inocua.
6. O bien pon solamente películas con moralina clara, en que los buenos sean muy buenos y sufran mucho y los malos sean muy malos e inhumanos.
7. Pon cualquier película que te recomiende cualquier compañero, sin haberla visto antes.
8. El humor de caca-pedo-culo-pis es el único que puede conectar con los alumnos, así que ni se te ocurra proponer un humor más inteligente.
9. El cine no es un arte. Da igual que los diálogos no sean creíbles, la fotografía no esté cuidada y la música se limite a subrayados emotivos.
10. Los días de antes de vacaciones son los mejores para entretener a los alumnos con cualquier película que haya por el departamento.

Opositores docentes

La expresión “opositores docentes” siempre me suena a que estamos en contra de la docencia, que predicamos la anarquía o el analfabetismo. Que traemos la guillotina a la plaza para cercenar testas de pedagogos. Que de cara a la educación hacemos objeción de conciencia (objeción de docencia), me opongo, señoría, y nos vamos. Educadamente.