domingo, 5 de febrero de 2017

Ciencia inventada

"La etimología es una ciencia maravillosa, casi toda inventada", dijo una vez uno de mis profesores de la facultad. Es difícil resistirse a olisquear el lenguaje para intentar saber de dónde viene. Los filólogos olisquearán de manera rigurosa. Pero los resultados del lego, sin ser científicos, no dejan de tener valor poético.

Ayer, viendo una película francesa, me quedé enganchada en una expresión. Y al pensarla en español me quedé más enganchada aún. "Hace veinte años", "Il y a vingt ans". En castellano los años desfilan uno tras otro con sus pies de años, y con sus manos de años no dejan de crear. La distancia temporal es activa, no pasiva, nada vuelve a ser lo mismo. Los años hacen. En francés, años los hay, se acumulan, se sedimentan. Tenemos montañas de años, tocables, visibles, podemos tropezarnos con ellas. Los años franceses no actúan pero se han quedado ahí, no los podemos barrer, no los podemos eludir.

En uno y otro idioma parece que solo se dieron cuenta de tenemos que expresar distancia temporal tras haber construido todo el léxico. Demasiado tarde. Nos hemos quedado sin verbos para expresar esta idea. Tendremos que reutilizar alguno de los que ya tenemos. A ver cuál se acerca más. Y así es como los verbos acaban desempeñando funciones por afines, igual que doy yo clase de Geografía e Historia.