La expresión “opositores docentes” siempre me suena a que estamos en contra de la docencia, que predicamos la anarquía o el analfabetismo. Que traemos la guillotina a la plaza para cercenar testas de pedagogos. Que de cara a la educación hacemos objeción de conciencia (objeción de docencia), me opongo, señoría, y nos vamos. Educadamente.
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