viernes, 8 de enero de 2016

La experiencia

Parece que van a cambiar los criterios de ordenación de la lista de interinos en la que estoy. En los foros de interinos el ambiente está caldeado: algunos veteranos acusan a los novatos de defender el baremos actual para seguir aprovechándose de un sistema que les permite quitar el puesto a los profesionales que estaban antes, de ser unos engreídos que creen que por tener buena nota en la oposición y en los méritos están mejor cualificados que los que tienen experiencia.

Nota de oposición, méritos, experiencia. La santísima trinidad interina. El quid sería descubrir en qué medida (oh dios mío, no me logro librar de esta formulación) cada uno de estos tres factores participa en la composición del docente ideal. Pero tal descubrimiento es imposible. La nota de oposición está sometida a los vaivenes de la fortuna (el tema que sale, el tribunal...). Los méritos son méritos según y cómo (¿tocar el piano me hace ser mejor profesora de ética?). La experiencia a veces ni es la madre de la ciencia ni la conoce de vista (que levante la mano quien no sepa de un profesor gris, obtuso y soporífero que lleve años calentando el asiento).

Como no se puede saber de qué materiales está hecho el buen profesor, la ponderación de los criterios se convierte en un asunto cortesano y repugnante, en el que los que mejor conocen el sistema y los que más tienen que perder son los que más presión hacen. Es decir, los que llevan media vida en la interinidad y no tienen ganas de estudiar por enésima vez unas oposiciones (pereza comprensible, dicho sea de paso) ni de perder el tiempo formándose (pereza vergonzosa, dicho sea de paso). Ellos canalizan sus intereses hacia los sindicatos, y desde su trono en el baremo la experiencia se infla, engorda, se hace orgullosa y acomodaticia, mira a los otros factores por encima del hombro. Porque ella sí que sabe. Porque ella sí que vale.

¿Queremos dar peso a la experiencia? Muy bien, demos peso a la experiencia real. Más que los años, que pasan sin pena ni gloria, demos valor al desempeño en centros complicados, a los proyectos, a los grupos de trabajo, a las publicaciones. Hagamos que lo que cuente sea moverse, no meramente estar ahí. Es verdad, ya la palabra "experiencia" parece apuntar más a la pasión que a la acción, pero lo que cada cual padezca depende también de los berenjenales donde decida meterse. Lo mejor de todo es que, con esta nueva valoración, los interinos veteranos no deberían quejarse, porque estos bonus solo son accesibles a los ya iniciados y solo se pueden acumular muchos tras muchos años en el cuerpo.


Pronto veremos el nuevo baremo. Mientras tanto, en el sofá y de vacaciones, sigo acumulando esa experiencia salvífica que me acerca cada vez más al reino de los bienaventurados.